Con este artículo se pretende dar a conocer la historia del anís de Ojén, desde su origen hasta la actualidad, analizando no solo las miniaturas sino lo que podríamos llamar el fenómeno «Ojén».
Se muestra el éxito y el impacto en la sociedad de esta variedad de anís, la gran cantidad de imitaciones que existieron a lo largo y ancho de todo el territorio español, las pugnas publicitarias entre el productor de la «versión original» y sus imitadores, etc.
Seguro que aquellos que no conozcáis su historia os sorprenderéis gratamente y disfrutaréis con su lectura.
En la España de finales del s. XIX y principios del s. XX, la época de mayor gloria de nuestro destilado nacional, era raro el pueblo o la comarca que no contaba con al menos una destilería de anisados y licores para el consumo en tabernas y colmados de su entorno más cercano. Y en la mayoría de los casos sin las mayores pretensiones empresariales o de reconocimiento de marca, tan sólo buscando hacer un producto de una cierta calidad.
En el imaginario colectivo popular, hay una serie de pueblos que están indefectiblemente ligados a la historia de nuestra bebida más popular, el anís. Pueblos como Rute en Córdoba, Cazalla de la Sierra y Constantina en Sevilla, Zalamea y Cortegana en Huelva, o Chinchón en Madrid, se convirtieron en su día en denominaciones de origen ampliamente reconocidas y prestigiadas incluso más allá de nuestras fronteras (por el fenómeno de la emigración española), por diversas razones, tal como la existencia de uva en cantidad suficiente de la que poder destilar el aguardiente base del anís, la proximidad de zonas de sierra donde recolectar las plantas necesarias para la elaboración de anises y licores, la calidad de las aguas, el ánimo emprendedor de los habitantes de estos pueblos, etc.
Pero la principal razón de la fama y reputación de estos pueblos fue la alta concentración de destilerías en cada uno de ellos, como resultante de una conjunción de un amplio abanico de variadas razones, como las ya enumeradas anteriormente. El mayor exponente de esto fue Rute, con casi 40 destilerías a principios del s. XX.
Sin embargo, hay un pueblo que rompe por completo y de un modo absoluto esta regla. Ese pueblo no es otro que Ojén en Málaga. En este pueblo, solamente una única destilería, durante 90 años fue capaz de producir un anís de una calidad tan excepcional, que su fama y reputación convirtieron el nombre de Ojén en sinónimo de anís dulce de alta calidad en toda España y el extranjero.
A finales del s. XIX y principios del s. XX, con el nombre de Ojén, se produjo un fenómeno, que en lingüística se denomina «metonimia», y que no es sino que «una parte» sirve para denominar a «un todo». El nombre del pueblo de Ojén se transformó y dio nombre a una serie de destilados y anisados dulces. Y todo esto fruto del buen hacer de una única destilería.
En 1830, Pedro Morales de las Heras, ayudado por su hermano Tomás, monta un alambique de cobre y realiza las primeras destilaciones de aguardiente en su pueblo natal de Ojén, obteniendo como resultado un licor anisado dulce de mediana graduación y de extraordinaria calidad.

Aunque la receta originaria, y que tanta fama le dio a su creador, desapareció, no es aventurado atisbar como podría haber sido a grandes rasgos.
Probablemente usaría, como base para la destilación, los vinos producidos a partir de uva de la variedad Moscatel de Alejandría, uva blanca muy aromática y de intensos sabores frescos y frutales, ya que en esa época era la preponderante en las zonas costeras de Málaga y Granada. A esta base, añadiría azúcar hasta el punto de saturación, probablemente azúcar de caña de las cercanas plantaciones de la Costa Tropical de Granada y Málaga, ya que Ojén se encuentra tan sólo a 8 Km. de la costa de Málaga.
Así mismo, tendría que añadir la matalahuga, que es como se conoce habitualmente a la semilla del anís (Pimpinella anisum) en Andalucía, como elemento aromatizante principal, además de otras hierbas y plantas aromáticas recolectadas en las circundantes sierras. Todo ello calentado con leña de los bosques cercanos (pino, enebro y pinsapo). El licor de destilación obtenido, sería rebajado con agua pura de algún manantial cercano, hasta obtener un licor final en el entorno de los 40 a 42 grados.
A la izquierda de este texto podemos ver la botella de anís de Ojén Pedro Morales e Hijo, y a la derecha una imagen ampliada de su etiqueta.
El anís se embotellaba bajo la marca Pedro Morales e Hijo. Tras el fallecimiento de su creador, y haber desheredado a su hijo Andrés, continuo al frente de la sociedad su sobrino Tomás. El biznieto de Pedro Morales, Perico, fallecido a temprana edad y fue el último de la familia Morales al frente de la empresa. La destilería se mantuvo abierta hasta 1922, en que se cerró en plena producción por falta de sucesores, tras cuatro generaciones y 90 años de existencia.
La calidad, fama y dulzura de este exquisito anisado de alta graduación, hicieron que consiguiera 28 medallas en diversas exposiciones y certámenes así como el honroso título de Proveedor de la Casa Real, junto a los escudos de España, Málaga y Ojén.
De la botella de anís de Ojén Pedro Romero e hijos, tengo la suerte de contar con la miniatura en mi colección. Esta botella ha sido siempre para mí, la más antigua de mi colección, constatable de un modo cierto, ya que si la destilería cerró en 1922, como mínimo es de ese año. Pero probablemente sea de tiempo antes, década de los 10, ya que no creo que la produjeran en el año de su cierre, sino años antes como artículo promocional y para degustaciones, como era lo habitual en la época. Desde un punto de vista sentimental, siempre la he considerado como una de las más valiosas, aún a pesar del estado de la etiqueta. En la foto podemos ver dos miniaturas de este anís. La de la izquierda es la de mi colección y su imagen ha sido manipulada para darle mayor luminosidad. La de la derecha es de la colección de Luis Campos y ha sido restaurada por él. Podemos ver su vetusta etiqueta con la coloración que muestra actualmente..
La notoriedad de este anisado se vio multiplicada en los últimos años, por el uso de un exitoso eslogan publicitario que consistía en acompañar con siete pequeños golpes las sílabas de la frase «una copita de Ojén», a razón de un golpe por silaba, incluida la sinalefa. Esta muletilla se repetía por toda España y los viajantes incluso llegaron a repartir como propaganda en las tabernas, un pequeño llamador con el que dar los golpecitos.
Esta campaña publicitaria fue de tal repercusión, que incluso consiguieron que los tranvías de algunas ciudades, usaran este soniquete como aviso de paso del mismo. Tuvo tal aceptación que al poco tiempo toda España estaba tarareando el pegadizo soniquete de los siete golpecitos.
En 1961, Juan Espada Fernández, que decía que su padre había trabajado para Pedro Morales y que este le había revelado a su empleado, en el lecho de muerte, el secreto de su espectacular receta para la mejor y más oportuna destilación del anís, intentó comprar los restos de la antigua destilería a la descendiente Isabel Villarubia Morales, pero como no fue posible montó un nuevo alambique para la destilación de anís.
A la derecha podemos ver la botella de Anís de Ojén producida por Juan Espada Fernández.
Esta nueva destilería consiguió cierta relevancia también, amparada en la histórica fama de la anterior destilería, llegando a producir 400 botellas diarias de anisado, pero diversos problemas de gestión la llevaron al cierre en 1974.
La fama del aguardiente de Ojén quedó fuertemente grabada en el recuerdo colectivo, y fruto de ello son las numerosas referencias que podemos encontrarnos en diversas áreas de nuestra cultura.
– En 1912, durante su periodo de Cubismo Hermético, el pintor malagueño Pablo Picasso, instalado en París desde hacía casi una década, pintó el cuadro Bodegón Español (también conocido como Naturaleza Muerta Española o Sol y Sombra), que recoge varias alusiones a sus raíces españolas y malagueñas, en especial una botella de Ojén. Este cuadro se encentra actualmente en el Museo de Arte Moderno de la ciudad francesa de Villeneuve-d’Ascq. Podemos contemplarlo en la foto de la izquierda.
– La Colmena. Camilo José Cela lo menciona en repetidas ocasiones en esta obra. En el capítulo 1: «fuma tabaco de 90, cuando está a solas, y bebe Ojén, buenas copas de Ojén, desde que se levanta hasta que se acuesta».
– Con las manos en la Masa. La cabecera musical del famoso y pionero programa de cocina emitido por Televisión Española entre 1984 y 1991, presentado por Elena Santoja, y cantado por Joaquín Sabina y Vainica Doble, recoge la estrofa: «dame pepinillos, y yo los remojaré con una copita de Ojén».
Enlace al video en youtube (ver minuto 1, segundo 19).
– La canción «Una copita de Ojén», escrita en 1921 por Luis Esteso, conocido artista de variedades de principios del S. XX. Su musicalización fue obra del compositor alcoyano Ricardo Boronat. En la Fundación Joaquín Díaz de la Diputación de Valladolid, aún tienen una copia de la partitura.
El edificio de la antigua destilería de la familia Morales, cerrado durante algún tiempo, pasó a ser la sede local del sindicato anarquista CNT, posteriormente fue cine y teatro, en 1976 se transformó en discoteca, y finalmente, en 1997, fue sometido a una restauración integral para convertirse en el Museo del Vino, un espacio expositivo de 400 m2, dividido en 4 salas dedicadas a los caldos autóctonos de la zona, y con una zona específica dedicada a la antigua destilería.
En la foto de la derecha podemos ver la entrada a la Destilería Pedro Morales (actual Museo del Vino de Málaga).
En las fotos siguientes podemos ver diversas botellas de de Anís de Ojén que están expuestas en el Museo del Vino de Málaga en Ojén.
En la foto de la izquierda: Las botellas 1 y 2 son de Pedro Morales e hijo. La 3 y la 4 son de Juan Espada. La botellita con el número 5 es la miniatura de Anís de Ojén hecha en el periodo de Juan Espada (tiene tapón de rosca de plástico).
En la foto de la derecha: La botella con el número 1 es de Pedro Morales e hijo. Las botellas 2 y 3 son del periodo de Juan Espada. La botellita número cuatro es la miniatura de Anís de Ojén hecha en el periodo de Juan Espada (tiene tapón de rosca de plástico).
La reputación del anís elaborado por Pedro Morales hizo que, en una época en que el concepto de propiedad industrial no estaba tan afianzado, le salieran infinidad de imitadores a lo largo y ancho de la geografía nacional, lo que terminó elevando a la categoría de mito al anís elaborado en Ojén. Y como muestra de ello la galería de imágenes de etiquetas y botellas, que hay al final de este artículo, que usaban el nombre de Ojén o que incluso copiaban en mayor o menor medida el diseño y estilo de la etiqueta y botella original.
La pléyade de imitadores que surgió, llegó a tal extremo, que obligó a incluir la leyenda «único legítimo» en toda la publicidad realizada, para avisar de los usos ilegítimos del nombre y falsificaciones. En 1884, en «El Noticiero Bilbaino» incluyeron un anuncio que decía: «No hay más fábrica de aguardiente en la villa de Ojén que la de Pedro Morales e hijo, siendo por lo tanto ilegítimos todos los que con el nombre de Ojén se ofrezcan por cualquier otro fabricante».
También, en el pie del anuncio que aparece a la izquierda de este texto se puede leer lo siguiente:
Prácticamente, en toda la publicidad de anís de Ojén Pedro Morales solía incluir la frase: «Único legítimo», tal como podemos ver en la recopilación de carteles y anuncios de prensa y revistas que se incluyen a continuación.
Los innumerables plagiadores, con distinto resultado cada uno, contribuyeron a acrecentar la reputación nacional e internacional del anís de Ojén, contribuyendo así también al fenómeno de la metonimia comentado anteriormente. Esto supuso elevar al anís de Ojén de Pedro Morales, casi al nivel de lo místico.
A continuación podemos ver una serie de anuncios de prensa y carteles con publicidad de anís de Ojén producido por otras destilerías:
Entre ese batallón de imitadores, mostramos en la foto siguiente dos botellas de anís producidas en Constantina por José Prieto Vargas y en Orense por Destilerías Eloy Viso. Merece la pena reseñar el caso de las Bodegas Manuel Fernández, de Jerez de la Frontera, posteriormente conocidas como Bodegas Bobadilla y Cía, y hoy día cerradas y desaparecidas, y sus marcas y soleras propiedad del Grupo Osborne. De esta marca se aportan tres versiones correspondientes a diferentes épocas. La de la izquierda, versión para Estados Unidos de los años 20, 30 y 40. La del centro, también versión para Estados Unidos de los años 70 y 80 y la de la derecha fue comercializada en España en los años 60.
Bodegas Manuel Fernández estuvo exportando un anisado, bajo la denominación de Ojén, durante más de 60 años a Estados Unidos, y con un más que notable éxito. Tal es así que incluso se convirtió durante muchos años en la bebida oficial de Krewe of Rex, uno de los grupos organizadores del Carnaval de Nueva Orleans (Mardi Grass). En 1980 Bodegas Manuel Fernández anunció el cese de la producción del anisado, y desde el importador de Nueva Orleans, Martin Wine Cellar, se hizo el último pedido de 6000 botellas, que han tenido a la venta hasta no hace muchos años.
Del anisado Ojén de Bodegas Manuel Fernández, la versión de los años 30, tengo también la suerte de contar con un ejemplar en mi colección, concretamente la del centro de la foto. Esta miniatura, de 6 cl, reproduce exactamente tanto la etiqueta como la forma de la botella de su hermana mayor del mismo periodo.
De esta miniatura existe una versión, con una etiqueta en la parte superior frontal, indicando la fecha de embotellado (1934) y que se hizo para la Exposición Mundial de Chicago de 1934 «Un siglo de progreso». De esta botella, hay un ejemplar en la colección de D. Luis Campos, presidente del CECBL (la de la derecha de la foto). También de Luis campos es la miniatura de la izquierda, versión para el mercado español.
Algunas destilerías de las que fabricaron anisados tipo Ojén, elaboraron la correspondiente miniatura. Entre ellas podemos destacar:
– Hijos de Quirico López, bodega malagueña, que realizó una miniatura entre 1915 y 1930. La destilería Joaquín Bueno, comprada por D. Quirico López cambio su nombre a Hijos de Quirico López en 1910, nombre usado hasta su cierre en 1953. Pero las últimas décadas se dedicó exclusivamente a los vinos, por lo que es fácil datarla en esos años. En la foto que se muestra más arriba podemos ver dos versiones de la miniatura comercializada bajo el nombre de Joaquín Bueno y Cia. La de la izquierda es de mi colección y la que posa a su lado es de la colección de Luis Campos, que como se puede observar ha sido restaurada. En el centro aparece ampliada una imagen del certificado de calidad que figura en una etiqueta blanca por la parte de atrás de la botella. Reproduzco íntegramente a continuación el texto del certificado que encabezado por el título de LABORATORIO QUÍMICO MUNICIPAL DE MÁLAGA, dice:
En este laboratorio ha sido presentada por el Sr. D. QUIRICO LÓPEZ el día 25 de setiembre de 1900 una muestra de AGUARDIENTE OJÉN y del análisis practicado resulta,
1º Que el alcohol que contiene es etílico puro y exento por tanto de toda materia nociva.
2º Que en la elaboración de este producto se han guardado los más exquisitos cuidados, en lo cual estriban una singular limpieza la finura y el agradable aroma que ofrece.
3º Que por dichas cualidades y teniendo en cuenta su composición hay que considerarlo como bebida tónica y estimulante de todo lo cual certifico:
Luego sigue la fecha: Málaga, 1º de Octubre de 1900, la firma del director del laborario: J. Francisco Rivero y el visto bueno del alcalde.
– Antonio Barceló e Hijos. Esta famosa destilería y bodega Malagueña, elaboró el anisado Gran Ojén entre 1925 y 1945. Esta embotellado en una nada común miniatura para lo que suele ser los formatos más comunes para el embotellado de anís. Podemos verla en la foto que sigue, está restaurada y es de la colección de Luis Campos. El sello del impuesto que tiene sobre el cierre no es el más conocido para la mayoría de nosotros (4 cm y escudo con yugo y flechas) sino que es de 1 cm y tiene el escudo de la república, el cuál podemos ver ampliado en la foto que sigue.
– Las Destilerías José Prieto Vargas, de Constantina Sevilla, elaboraron una miniatura de 4 cl, con el mismo tipo de botella que la típica del Anís Pedro Morales. No disponiendo de la foto de dicha miniatura, incluimos la etiqueta en miniatura que llevaba, acompañada de otra versión de etiqueta de la botella grande que he encontrado recientemente a una web de compra-venta de objetos de colección.
– Juan L. de Meseses, de Jerez de la Frontera, también produjo miniaturas de ojén bajo la denominación de ojén extra superior. La imagen de esta miniatura la podemos ver en la parte derecha de la foto anterior.
– La Fábrica de Anisados y Licores Carlos González Villardel, de Constantina (Sevilla), fundada a principios de los años 20, famosa por su crema de guindas Don Carlos, embotellaba el conocido anís El Abuelo, comercializado hasta mediados de los años 50. Como curiosidad comentar, que su segunda marca de anisados era Anís del Nieto. Pues con la marca El Abuelo embotellaron una miniatura de anís Ojén. En la foto podemos ver una de estas miniaturas, también restaurada y de la colección de Luis Campos.
En la foto de la derecha podemos ver dos recreaciones hechas por Luis Campos, con sus correspondientes sellos que las identifican como tales. En su momento se produjeron ambas en botella grande y la de Mariano Madrueño también en miniatura. La de mayor tamaño corresponde a ojén de la destilería A. R. Gázquez y la de menor tamaño a ojén de la destilería Mariano Madrueño, ambas radicadas en Madrid.
A continuación se incluyen una buena cantidad de etiquetas de anís ojén que nos pueden dar una idea de la aceptación que tuvo este tipo de anís:
Y eso es todo, al menos, por el momento.
Manuel Viceira Vílchez
Dúrcal (Granada) – Enero de 2014
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